Ponte un sombrero y deja huella.

huella,labios

 

 

 

Hay personas que tienen un no sé qué, que qué se yo. Personas que tienen un algo que atrae. Personas con las que presta estar. En Asturias decimos que algo es prestoso, cuando es agradable, divertido.

Son personas que dejan huella.

Mi «Tianena», así la llamábamos, era una de ellas. Con sus ochenta y tantos siempre decía que hay que pintarse el labio. Marcaba su huella en la copa de vino, en el chupito, en el vaso de sidrina…En mi familia no somos muy de agua.

Todavía hace poco, antes de que se fuera al cielo con su labio rojo, la recuerdo sentada en la silla, sin poder moverse apenas, buscando su barra de labios por el bolsillo de su bata. Y sí, en bata y zapatillas pero, como ella decía: ¡hay que pintarse el labio que da alegría!

Un día quedé con una amiga en el Corte Inglés. En vista de que no había llegado todavía, me fui a la sección  sombreros para hacer tiempo. Iba yo muy ensimismada en mis pensamientos y retorciéndome de dolor, pensando en las perras que tenía que soltar. 2.000 eurazos por la nueva caldera y, para colmo, esa mañana, se me había estropiciado la lavadora.

 

SOMBRERO
Él viaja por la historia

a través de las vidas,
con diferentes rostros
y distintas sonrisas…
de soldado se viste,
de dama tan divina,
de señor pompoñoso
SOMBREROy hasta de señorita;
humilde en las cabezas,
sobre canas que anidan,
sabiduría inmensa
y experiencias vividas.

 

 

Debía ir yo muy frustrada, porque me delató mí cara de pedo al oír una dulce voz que me decía: «¿Isa, qué te pasa?»

Era Teresa, que estaba también en el departamento de complementos haciendo lo mismo que yo. Resoplé, y le conté, convencida de la magnitud de mi problema, todas mis averías, mientras las dos nos probábamos sombreros. Yo por coqueta, ella por valiente.

Teresa escuchaba con atención todos los descalabros que tenía en casa y prestaba tanta atención como si el tema lo mereciese.

De repente, me acordé que estaba malina y le pregunté:

-¿Qué tal estás de lo tuyo?

Con la sonrisa que le caracteriza, que ni el gato de Alicia en el país de las Maravillas, me contestó como si nada:

-Tengo metástasis.

Entonces, me hice muuuy pequeñita y salí de mi mini mundo, parecía que me había tomado Pishsolver, la poción del cuento para encogerse. Y no tenía a mano el pastel para volver a mi tamaño. Quizás se lo hubiera llevado el sombrerero loco. Pero allí solo estaba la dependienta que parecía muy cuerda.

Y es que las cosas son cosas, solo eso. Y la vida vuela como una ráfaga de viento se lleva nuestro sombrero. Hay gente que vuela pegada a la tierra y Teresa es una persona que vuela alto.

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Nos hicimos «selfies» con tropecientos sombreros y me despedí de ella para ir con mi amiga. Cuando llegué con Bea, me dijo:

-¡Qué contenta se te ve!

-¡Ha sido Teresa!

-¿Teresa?

-Sí, es una persona muy prestosa.

Y mientras abrimos las alas y volamos muy alto, nos plantamos un sombrero y nos pintamos el morro, para poner glamour a la vida, que cómo decía mi tía ¡da alegría!

 

Aquí os pongo algunos  de esta temporada para que veáis que bien sientan. A parte de protegernos del frío (yo me los pongo porque molan, no por el frío) nos dan un toque y elevan nuestro look. Vamos, que te pones unos vaqueros y una blusa y con el sombrero ya parece que vas «súper chic»!!!

También es muy útil si no te dio tiempo a lavarte la cabeza. Es una buena forma de llevar con estilo que eres una gocha camuflada.

¡No te cortes y póntelo!

A mí los que me rechiflan son los de ala ancha, los llamados «Floppy».

¡Están por todos lados! POR AQUÍ, POR ALLÁ, POR ALLÍ, POR ACÁPOR ARACUYÁ Estos para bolsillos como el mío.

 

4 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Maria Eulalia dice:

    Totalmente de acuerdo en todo, incluido lo de los sombreros me rechiflan!

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  2. wenschi dice:

    Madre mía que arte tienes! Escribes como nadie, es un gustazo leerte!

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