A mi morena le tienen que poner gafas y no lo lleva muy bien. Tiene miedo a que la llamen gafotas y no verse estupenda. Yo le he dicho que me da envidia, las gafas me parecen que tienen un toque cool y dan una pizca de intelectualismo que mola mazo. Siempre he mirado con envidia a las que las llevaban en clase, y me gustaba oír ese “toc” que hacía la caja «supermegachula» al cerrarse. También quise tener aparato dental, estiraba los clips y me metía los hierros por la boca. Un día mi padre me pilló con la dentadura postiza de mi abuela, y después del capón saltó volando por los aires. Ni aparato, ni gafas ni na de na.
-¡Eres una afortunada!
Pero mis argumentos no le han convencido.
Hablando con una amiga, me decía que quiere arreglarse la boca para tener los dientes perfectos, así al estilo actriz de Hollywood, que cuando sonríen salen estrellitas y destellos. Le he comentado que a mí me molan los dientes imperfectos porque dan personalidad, pero tampoco le ha convencido.
Esta mañana uno de mis vástagos se ha ido realmente agobiado al cole, tiene que bailar en una función y se siente ridículo. Le entiendo, no porque no me guste bailotear, es uno de mis sueños frustrados junto con otros doscientos. Me hubiese encantado ser bailarina, actriz o cantante, pero ajo y agua, aquí ando en esta farándula cotidiana feliz de la vida.
Así que le he dicho al gato: ¡nene, lo siento a mover el esqueleto y la vergüenza te la aguantas! Que vas a pasar la vida haciendo cosas que no te gustan y esto es un training de lo que te espera.
A pesar de que mi maromo le ha contado que tuvo que tocar los timbales y las maracas delante de tropecientas personas en contra de su voluntad y que se sintió como un antihéroe en taparrabos bailando en una tribu africana, al gato le ha entrado por un oído y salido por el otro y se ha ido al cole refunfuñando y lleno de miedos. ¡Así es la life, baby!
Nos hemos montado todos en la fragoneta, me he plantado mis gafas de sol y me he puesto la melena por toda la jeta. A lo que la Ponyo me ha preguntado: “¿Mamá por qué te pones gafas si no hace sol?”
Le he dicho que pretendo taparme los granos, porque aquí sigo con la cara sembrada de estas malditas espinillas que me traen por la calle de la amargura. Me he pasado la vida presumiendo de que jamás me salió una puñetera roncha y el destino ha querido devolvérmelas de golpe. A lo que los vengadores me han respondido: “Pero si te dan un toque cool…”
Pero oye, es que una tiene su dignidad y después de hablar ayer con mi hermana por Skype y me preguntase si tenía la lepra, una no tiene más remedio que despistar al personal e ir de incógnito. He de reconocerlo, me da pavor que me vean así. Tengo miedo.
Llevo muchos días sin subir una foto mía al Instagram, no estoy en condiciones, que en vez de tener “followers” voy a conseguir “runaways” y esto no se arregla ni con filtros. Así que tendré que esperar que la naturaleza siga su curso y la muy ladrona me devuelva mi cutis. Mientras tanto seguiré haciendo teatro con mi disfraz, que parece que la vida se ha reído de mí y por fin me ha dado un papel de actriz. ¡Oye!, que yo quería ser la prota guapa de la peli. La próxima vez tendré que ser más concreta.
Por la tarde me he ido a mi clase de teatro y me he puesto mis zapatillas hiperplateadas, más que nada, para fijar la atención en ellas y dejar mi granulienta face en un segundo plano. Mis compis han sido muy amables y han opinado que apenas se nota, sobre todo Nuria, que me ha dicho que hasta los granos los llevo con estilo. Pero ensayando nuestro papel me ha soltado: “Se te ve muy granosa”. Lo ha dicho delante de todos. Su frase era: “se te ve muy nerviosa” Pero ha dicho granosa la muy raposa.
Volviendo a casa he escuchado por la radio mil dramas reales, luego he puesto cadena 100 y los granos y yo nos hemos puesto a canturrear a lo loco todo el pop del momento, hasta he olvidado la traición de Nuria. Me he dicho: “¡Hey, el grain y el pop no tiene stop!”
Luego nos hemos sentado a cenar y todos han vuelto con sus temas: No quiero ponerme gafas, no quiero bailar…
Así que les he dicho:
La vida está llena de granos. Tienes dos opciones ponerte gafas y esconderte o enfrentarte a ellos y bailar. Atácalos uno a uno. Cada vez que venzas uno ganas una pizca de pomada y desaparece. Si intentas explotarlos te van a dejar marca. Y si no haces nada se irán extendiendo por todo tu cuerpo y entonces te quedarás oculto para siempre.
El Instagram es solo el final feliz de la peli y hasta llegar ahí hay que disparar el flash mil veces. ¡No me digas lo contrario!
Que aquí todos somos iguales y cada uno tiene una brizna que le pica. Actitud para llevar las lacras con estilo y alegría, que la ruina y el glamour se fusionan todos los días. Un héroe tiene el superpoder de poder ser un antihéroe.
En esta película tú eres el protagonista, un héroe siempre gana. Así que a hacer carambolas y a ponerte un chaleco antibalas para que te rebote el qué dirán Que como ahora tu problem no acabe en “illa” mañana tu problem te mata con una “a”.
¡Dispara tu primero!
Yo no sé si habrán entendido algo de lo que he dicho, pero que el gato baila ¡te lo juro por mis granos!
Me has hecho reír mucho 😂
Me gustaLe gusta a 1 persona
María, pues me río contigo q si no….
Gracias!! 😉
Me gustaMe gusta
Me encanta tu sentido del humor. Estoy por mandarte unas cremitas.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Ana, gracias! Oye, si te animas son bien recibidas! 😉
Me gustaMe gusta
pero … cuando vas a teatro, recibes clase o enseñas?? 😀
Me gustaMe gusta
Noo, me enseñan a mí y hago lo q puedo. No tengo madera de profe.😉
Me gustaMe gusta
¡Qué buena reflexión, Isa! Si no lo entienden, lo entenderán 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
Seguro q si!!!
Un beso!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona